martes, 31 de enero de 2012

Encontrado un OVNI en el mar báltico.



En agosto de 2011, el investigador sueco Peter Lindberg anunciaba un descubrimiento sin igual. La aparición, en el fondo del mar Báltico, de una extraña forma circular de unos 18 metros de diámetro.
El hallazgo suscitó todo tipo de especulaciones, ya que la imagen parece revelar un objeto artificial que ha sido arrastrado, aunque este punto todavía está por esclarecer.
Ahora, este cazador de tesoros ha anunciado que en primavera volverá al lugar donde detectó el gran círculo para recoger más datos, informa la CNN.




Si obtiene la financiación suficiente -los gastos pueden ser mareantes-, su deseo es recuperar la misteriosa estructura de las aguas o, al menos, conseguir esclarecer el enigma.
Linberg, famoso por encontrar los restos del Jönköping, un carguero sueco hundido por un submarino durante la primera guerra mundial, realizaba una exploración oceánica cuando el sonar de su embarcación capturó una increíble imagen a más 80 metros bajo la superficie del golfo de Botnia, entre Finlandia y Suecia.




Pronto corrió la voz de que el equipo acababa de descubrir un objeto volador no identificado (OVNI), una idea descabellada pero no tan extraña cuando se trata de algo inexplicable y la imaginación vuela.
En realidad, la imagen resulta de lo más inquietante, ya que el objeto, de unos 18 metros de diámetro, parece haber sido arrastrado otros 400.
Suficiente para que nazca la idea de una nave de origen extraterrestre que se estrelló en el mar y dejó un rastro en el fondo antes de detenerse, como llegaron a especular algunos medios.




El equipo de Lindberg cree que el objeto es demasiado grande para haber caído de un barco o ser parte de un desastre marítimo.




«Hemos escuchado un montón de explicaciones diferentes, desde que es una especie de Halcón Milenario hasta que es una puerta a un mundo interior, pero no lo sabremos hasta que hayamos estado allí»




En realidad la imágenes de un sonar de barrido lateral no son lo suficiente fiables como para determinar si se trata de una formación geológica natural o algo completamente diferente.
Lindberg planea regresar en primavera al mar Báltico para investigar su hallazgo.




Su objetivo es poder esclarecer el misterio y, aunque el objeto no se pueda recuperar -una empresa extremadamente cara y arriesgada que quizás no sirva para nada- explotarlo de alguna manera, por ejemplo, con turistas que quieran verlo de cerca.









Información obtenida de http://www.periodistadigital.com/

lunes, 9 de enero de 2012

Hackers, en el espacio.



Ya se han puesto dispositivos en órbita.

Activistas informáticos buscan huir de la censura en el espacio.
La idea es crear una red donde las leyes terrestres no tengan efecto.

Un grupo de activistas informáticos planea mantener la red fuera del alcance de los censores usando sus propios satélites en órbita.
La idea fue presentada en el Chaos Communication Congress, una reunión de activismo informático, celebrada a finales del mes pasado en Berlín.
Los organizadores del proyecto, que quieren mandar sus propios dispositivos al espacio, dicen que además desarrollarán un sistema en la tierra para comunicarse con los satélites.
La idea es crear una red espacial donde las leyes terrestres no tengan efecto. A largo plazo quieren, además, mandar un astronauta amateur a la luna.



Algunos aficionados ya han sido capaces de poner dispositivos en órbita, generalmente durante un breve periodo de tiempo, pero el problema llega a la hora de localizar y seguir el rastro a los satélites.




El activista y hacker Nick Farr hizo público un llamamiento a colaboradores en agosto. Farr asegura que su motivación fue la amenaza de la censura en la red.
"El primer objetivo es un internet sin censura en el espacio. Llevar la red fuera del control de las entidades terrestres", dijo Farr a la BBC.
Farr cita la propuesta SOPA (Paremos la Piratería en Internet) en Estados Unidos, como ejemplo de este tipo de amenaza. Si ve la luz, la ley permitirá cerrar páginas web en base a la ley de propiedad intelectual.
A pesar de que antiguas misiones espaciales han sido impulsadas por agencias gubernamentales o grandes compañías, los aficionados han conseguido también enviar aparatos a la órbita terrestre en los últimos años.
Casi todos han sido enviados usando globos, pero resultan muy difíciles de rastrear desde la tierra.
Según afirma Armin Bauer, un entusiasta de 26 años de Stuttgart que trabaja en el proyecto liderado por Farr, esto se debe principalmente a la falta de financiación.
"Los profesionales pueden rastrear los satélites desde estaciones terrestres, pero generalmente no tienen que hacerlo, porque si pagas una suma de dinero suficiente para enviar el satélite te lo ponen en la posición exacta que tú quieras", señala Bauer.




La conferencia de Berlín fue la última reunión del Chaos Computer Group, un grupo alemán de hackers con gran influencia en los círculos interesados no solo en la seguridad en la red sino también en las enormes posibilidades existentes en la modificación de hardware y software.
Cuando Farr hizo el llamado a voluntarios para su proyecto, llamado Hackerspace, Bauer y otros decidieron concentrar los esfuerzos en la infraestructura de la comunicación del proyecto.
Bauer y sus compañeros trabajan en contacto con el proyecto Constelación, una iniciativa aeroespacial alemana formada esencialmente por estudiantes interconectados.
En el espíritu de código abierto de Hackerspace, Bauer y sus colegas desarrollaron la idea de una red de estaciones terrestres de bajo coste que pueda ser comprada o construida por individuos.
Usadas conjuntamente en una red global, estas estaciones podrían ser capaces de localizar satélites en cualquier momento, haciendo más fácil y más segura la transmisión de los datos hacia la tierra.
"Es una especie de GPS invertido", explica Bauer.
"La tecnología GPS usa satélites para calcular dónde nos encontramos, y esto nos dice dónde están los satélites. Queremos usar esta tecnología y mejorarla usando emplazamientos fijos en lugares concretos".
Bauer asegura que su equipo tendrá preparadas para la primera mitad de 2012 tres estaciones terrestres prototipo, y espera poder traer modelos para la siguiente conferencia, que se celebrará este año en la capital alemana.
Buaer y su equipo quieren vender los aparatos a precio de coste.
"Estamos pensando en unos 100 euros por estación, que es lo que la gente nos dice que estaría dispuesta a pagar", afirma Bauer.
No sería un alto precio por una red sin restricciones.







Información obtenida de http://www.periodistadigital/.com